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UN (RE)DESCUBRIMIENTO DE VERANO

"Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados; yo os aliviaré"

Mateo 11,28



El verano es un poco campo y playa. Pero toooodo el verano de campo y playa, ni es posible ni si fuera posible sería bueno.


Estamos un tiempo en el que los horarios cambian mucho. Los hijos o nietos no tienen colegio e instituto en dos meses, se levantan algo más tarde, pasan muchas horas en casals, campamentos, en casa, leyendo, viendo series de dibujos, en casa de amigos, haciendo deporte…


Dios nos ha dado un regalo: el tiempo. Y con él millones de posibilidades. Con el tiempo podemos hacer muchas cosas buenas y otras no tan buenas. Pienso que sería muy interesante que los padres y abuelos os sentarais con vuestros hijos y nietos y penséis juntos qué pueden hacer para llenar bien ese tiempo. Si lo emplean bien, será un tiempo no tirado sino muy bien aprovechado. Y eso le encanta a Dios. En definitiva, formarse a través de un ocio sano y positivo.


Además de las mil y una actividades que todos vayamos a hacer, os propongo una principal y fundamental para todo cristiano: participar cada Domingo de la Eucaristía. Tenemos la oportunidad de ir menos estresados y descubrir o redescubrir el valor de la Eucaristía. Recuperemos una mirada más profunda, contemplativa y fin.

En verdad, ¡ir a Misa es un gran plan!


Para poder participar de ella con mayor fruto espiritual, os propongo 5 ideas.


Primero, ir con ganas. Ir a Misa con ganas de participar puede marcar la diferencia en tu experiencia de encuentro con Dios, con los otros y contigo mismo.


Segundo, no ser personalista o caprichoso. Debemos aprender a descubrir el valor que en sí mismo tiene la Misa, independientemente de si el padre es así o es asá, de si predica aburrido o divertido, de si conecto con él o no... Esto es señal de madurez espiritual.


Tercero, estar atentos a cada momento, palabra, gesto y rito, porque está cargado de significado. Máxima concentración para vivir cada momento. No pensar ni en lo que ya ha pasado ni en lo que vendrá. Vivir cada momento al máximo. Es decir: canto de entrada… Cantamos dándolo todo. En el nombre del Padre… En el nombre del Padre. Daos la paz… Nos damos la paz.


Cuarto, afinar la mirada para percibir a Dios en ella. Ser finos y detallistas. Aprender no a ver sino a mirar, ser intencionales en la mirada, como el que sabe que viene un momento clave y no se quiere perder ningún detalle. No ser pintores “de brocha gorda” sino pintores “de cuadros”, artistas…


Quinto, llevar la vida a la Misa y la Misa a la vida. Cambia mucho la Misa cuando voy con mi vida concreta en las manos y la pongo encima del altar, ofreciéndola para que el Señor la bendiga y la transforme. Necesitamos su ayuda, necesitamos su sabiduría para andar, en nuestras alegrías y en nuestras penas. Y nunca tienes que olvidar que todo lo que tiene que ver contigo tiene que ver con Dios, porque Dios se hizo hombre.


Vivamos, pues, un buen verano y unas buenas vacaciones, no sin Dios sino ¡con Dios! Que serán mucho mejor. A la playa o a la montaña, con Dios.


Aquí os dejo el link de la sección DE VACACIONES de nuestra web para daros ideas. Si te ha gustado el escrito, dale al corazón; así sabremos si acierto en los temas y en cómo los planteo. ¡Gracias!


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