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DIARIO DE LA ESPERANZA - Día 18

Despertaré a la aurora

Salmo 57,9



Faltan menos de 10 días para la Pascua. En una semana habremos empezado la Semana Santa de este año, seguramente la más rara que hayamos vivido nunca. Pero sea como sea, va a haber Semana Santa y va a haber Pascua. Eso es motivo de alegría. Tenemos en el horizonte la gran fiesta cristiana, y si no estamos expectantes, va llegando la hora de sacudirnos la pereza, o la modorra, o la tristeza.


Cada uno va a vivir esos días en su casa, pero estaremos profundamente unidos. Cada uno va a participar de ella desde su televisor, u ordenador o móvil, pero todos estaremos conectados a la misma red. Porque, como dice una frase muy aguda: “La fe es como la wi-fi, es invisible, pero te conecta con lo que necesitas”.


Sé que hay personas que se están enroscando, debilitando, desesperando un poco. Puede pasar, es hasta normal. Podríamos pensar que la salvación nos la va a traer una vacuna. Claro que una vacuna solucionaría mucho de este enorme problema. Por supuesto. Pero, ¿y después? Podemos tener la tentación de pensar que quien nos vendrá a salvar de esa debilidad humana, la enfermedad o la vejez, es la ciencia. La ciencia, ciertamente, puede contribuir mucho a la humanización del mundo y de la humanidad. Pero también puede destruir al hombre y al mundo; solo hace falta mirar la historia reciente. Benedicto XVI, en Spe Salvi N. 26, nos aporta una perspectiva interesante. “No es la ciencia la que redime al hombre. El hombre es redimido por el amor”. En verdad, cuando uno experimenta un gran amor, se trata de un momento de “redención”, pero también experimentamos que con eso no es suficiente. Esos amores son preciosos pero no soluciona el problema de su vida. Es un amor frágil. Puede ser destruido por la muerte. Sin embargo, al creer en quien venció a la muerte, la Vida en mayúsculas, todo cambia. Esa relación con quien es la fuente de la vida hace que “vivamos”.


Aunque todavía falten días para la Pascua, ya os invito a levantar la cabeza. Miramos al horizonte, al que no llegamos, pero que un día llegaremos. Ese horizonte es nuestra mayor esperanza. En esa esperanza hemos sido salvados, levantados, amados.


Para acabar, la propuesta de hoy va a ser: contemplar un horizonte y pensar en la fuerza que el Resucitado va a darnos en esta Pascua.


No lo olvidemos: esto va a pasar y Dios está con nosotros.


¡Ánimo, que HAY ESPERANZA!


P. D.: Primero, agradecer la fidelidad a estos mensajes. ¡Felicidades por sostener la esperanza entre todos!

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En la web encontrarás la sección PARROQUIA VIRTUAL con propuestas de sentido para estos días. Buena semana y hasta mañana… Si Dios quiere. :)

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