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UN VERANO DISTINTO


“Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros”

Hechos 15,28


En estas últimas semanas mucha gente se ha visto obligada a aplazar encuentros, viajes, proyectos y acontecimientos importantes en la vida de cualquier persona. Cada uno sabe los suyos. Intentaremos no renunciar a ellos, pero deberemos dejarlo todo en las manos de Dios y aceptar con deportividad los tiempos. Si podemos, lo haremos, cuando y como se pueda. Y agradecidos. Os quiero animar a que seamos creativos.

Fijémonos que no se trata de anular todo y no hacer nada. Se trata de buscar alternativas, de hacerlo distinto, de adaptar lo que se pueda hacer. No nos quedemos en el problema, busquemos soluciones.

Hay muchas maneras de resolver los contratiempos, pero los cristianos debiéramos conocer o recordar el método del discernimiento. El discernimiento es un camino. Se puede hacer más elaborado o menos. El caso es considerar la decisión a la luz de Dios. Es decir, contando con Él, haciendo silencio, estando atentos a si en oración sentimos un fuerte rechazo o atracción hacia una de las opciones. Para hacerlo bien y que el proceso no esté viciado desde el principio, uno tiene que procurar tener un estado de santa indiferencia. Decía San Ignacio de Loyola: “Me da igual riqueza que pobreza, honor que deshonor”. ¿Para qué? Pues para hacer la voluntad de Dios, no la mía. Y está archi comprobado: cuando hacemos la voluntad de Dios, acertamos.

Una buena prueba de cómo tratar un tema a la luz de Dios es el concilio de Jerusalén (50 d. C.), como vemos en la expresión que encabeza este escrito: “hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros” (Hch 15,28). Me parece genial la "coma" que hay, porque es testigo de que no consideraban al Espíritu Santo como algo que manipular sino como Alguien a quien escuchar, alguien primordial.

No lo olvides, y más en este tiempo: sé prudente pero sé creativo. Aunque nos pueda costar, intentémoslo, que el resultado seguro será mejor que si nos dejáramos llevar por la desilusión o la inercia. No bajemos la persiana, no pongamos “cerrado por vacaciones”. Ánimo.

Para acabar te hago una propuesta con tres pasos. Primero, hacer una lista de lo que tenías previsto y no vas a poder hacer como pensabas. Segundo, rezarlo ante Dios, pensarlo y hablarlo con tu gente. ¿Cómo? Intentando descubrir qué es lo que Dios quiere sobre eso, valorando los “pros” y los “contras” y dialogando con las personas implicadas para tomar una buena decisión. Tercero, Pensar cómo tenías previsto vivirlo y cómo lo puedes vivir. Te animo a hacerlo. Te puede ir bien.

P. D.: Si te ha gustado el texto, dale al corazón que hay abajo a la derecha.

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