“El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre”
Juan 1,9
Hace pocos días leí algo del Papa Francisco que me llamó mucho la atención. Pienso que da en el meollo de la cuestión. Fue en el Encuentro internacional por la Paz, en Roma, y dijo que “la falta de amor es la causa profunda de nuestros males personales, sociales, internacionales, ambientales”. Absolutamente: se trata de la falta de amor. Hay quien tiene tendencia a ver la botella medio llena; yo soy uno de esos. Pero desde hace un tiempo, voy cogiendo piezas de un puzzle que, a trozos es feo y que no me está gustando nada. Los colores de esas piezas son el rojo, el naranja, el negro, pero no de una rosa, o de una puesta de sol, o de un cielo estrellado, sino de un mundo violento. ¿Qué pasa con tanta violencia? Por favor... ¿Por qué tanto odio? ¿Por qué tanta maldad? ¡Basta ya! Basta ya de enfrentamientos entre políticos, basta ya de maltrato, basta ya de asesinatos, basta ya de persecución religiosa, basta ya de blasfemar matando en nombre de Dios, basta ya de hacernos daño… Por favor. Si a tu alrededor hay alguna situación que apunte a la más mínima violencia, pon paz.
Esas zonas oscuras de violencia en este nuestro puzzle actual, desentonan en medio de tanta belleza y bondad creadas por Dios. Ese es el mundo de las tinieblas en el que nos quieren meter algunos. Pero la oscuridad no puede resistir la fuerza de la luz. De hecho, la oscuridad no es sino ausencia de luz. Y si uno recuerda que Jesús ya nos decía: “Yo soy la luz del mundo”, cae en la cuenta de que al mundo, lo que le falta, es la luz de Jesús. El mundo necesita de Dios, que es todo bondad y amor, para que no se expandan esas tinieblas de violencia, odio y maldad. El mundo necesita de ese calor humano y ternura que solo las madres saben dar a sus hijos. Así, evitaremos que el mundo se hiele por falta de amor. Dios anda buscando personas en las que poder habitar, para cambiar el odio por amor.
Hoy acabaremos con estas palabras del Papa, pronunciadas en el mismo Encuentro por la paz. “Los brazos de Jesús, abiertos en la cruz, marcan un punto de inflexión, porque Dios no señala con el dedo a nadie, sino que abraza a todos. Porque solo el amor apaga el odio, solo el amor vence la injusticia. Solo el amor deja lugar al otro. Sólo el amor es el camino para la plena comunión entre nosotros”. Ahora te animo a que después de leerlas, contemples la imagen que acompaña el texto de hoy. A ver qué te inspira Dios.
Para acabar, esta semana te propongo rezar con la carta magna del cristianismo: las Bienaventuranzas. Te propongo la versión de San Mateo que hoy hemos leído en todas las Iglesias del mundo: Mateo 5,12. Y si quieres entender todavía mejor el por qué del título del escrito, continúa con los versículos del 13 al 16.
Feliz semana y que Dios te siga bendiciendo. :)
P. D.: Si te ha gustado el texto, dale al corazón que hay abajo a la derecha.