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PENTECOSTÉS

“Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo”

Juan 20,21



Este no ha sido un fin de semana cualquiera. Porque hemos celebrado Pentecostés, y este no es un día cualquiera. Recibir el Espíritu Santo es algo muy especial. Culminamos este tiempo de Pascua de un tiempo muy difícil, pero estoy convencido de que han sido dos días muy especiales y de mucha gracia de Dios. En todo el mundo, la Iglesia y miles de millones de católicos, de todas las edades, razas, lenguas y naciones, han vibrado con la acción de Dios. El Espíritu Santo ha actuado, porque siempre obra, y siempre de forma maravillosa. A menudo no hay una conversión extraordinaria, no se siente un amor indescriptible, pero Él, el Espíritu, siempre trabaja. A veces los efectos no se perciben al momento, sino con el tiempo. El caso es que Él, de día y de noche, moldea nuestro ser, especialmente de aquellos que le buscan. ¿Tú has dado ya el paso de decirle al Espíritu Santo?

En esa noche de Pentecostés, estaban los apóstoles con María. Ella fue la mujer del gran a Dios. María, nuestra madre, tu madre, te muestra el camino para que te dejes guiar por el Espíritu. Ella le dejó actuar, y las cosas no le salieron tan mal... Y hoy nosotros, tú y yo, acompañados de María, recibimos el Espíritu Santo; el mismo que recibieron los apóstoles, el mismo, no hay otro... El que todos ellos recibieron en esa noche de hace 2.000 años. Él viene para encender nuestros corazones, a veces apagados, heridos o desorientados. El Espíritu de amor viene para renovar nuestra vida.

El Espíritu nos hace vivir como resucitados. Y es que no basta con creer en la Resurrección. Para vibrar con nuestra fe necesitas no solo creer que Jesús resucitó sino vivir como resucitado.

La lectura de los Hechos de los Apóstoles 2,1-11 nos transporta al momento fundacional de la Iglesia. Que los entendieran todos los extranjeros que en aquellos días estaban de peregrinaje en Jerusalén, es imagen de la Iglesia llamada a ser universal y evangelizadora. Tú y yo tenemos una misión y un compromiso. ¿Qué estás dispuesto a hacer tú en esta obra histórica, aquí y ahora? No lo olvidemos: la Iglesia o es una Iglesia en salida -como dice el Papa- o no será. ¡Tenemos trabajo!

Qué hermoso sería que le dijeras al Espíritu Santo, a que tome el timón de tu vida, a que renueve tu vida. Y qué hermoso que nos unamos juntos en oración para que este nuevo Pentecostés renueve la faz de la Tierra. Por una Iglesia evangelizadora y portadora de nueva vida para todo el mundo.

Para acabar te proponemos desde el Equipo de la web que veas este vídeo de 2 min., pinchando aquí. Te presentamos el Vídeo del Espíritu Santo, en el que han participado algunos de nuestros adolescentes: EL ESPÍRITU SANTO NOS MEJORA CADA DÍA.

¡No te olvides de compartir este vídeo!

Y digámosle unidos: VEN, ESPÍRITU SANTO, TOMA EL CONTROL.

P. D.: Si te ha gustado el texto, dale al corazón que hay abajo a la derecha.

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