"Creo, pero aumenta mi fe"
Marcos 9,24
Estamos acostumbrados a decir “ir a Misa” los domingos. Pero en verdad el católico no “va” a Misa, sino que “participa” de la Misa. Todos, en torno al altar, participamos de la actualización de la Santa Cena. Pero a menudo no somos nada conscientes de lo que estamos celebrando; si lo fuéramos, caeríamos de rodillas al instante.
Pero como ninguno de nosotros nace aprendido, veamos 5 elementos importantes, ahora que se acerca el día del Corpus Christi, la fiesta de la Eucaristía.
Primero, parece pan pero realmente es el cuerpo de Cristo. Muchos católicos saben, desde pequeños, que en la Eucaristía Cristo se hace realmente presente. En el mejor de los casos les enseñaron que lo que comen ya no es pan sino Cristo mismo, que se hace alimento espiritual. Pero pienso que muchos no son nada conscientes de qué (Quién) tienen en sus manos cuando comulgan.
Es cierto que puede costar creer que es Cristo cuando tus ojos ven pan. Pero es necesario recordar que nuestros sentidos no llegan a captar toda la realidad. Por ello, es necesario mirar con los ojos de la fe. “Señor, ya creo, pero aumenta mi fe” (Mc 9,24).
Segundo, al comulgar hagámoslo bien. Por favor, no comulguemos de cualquier manera. Antes de levantarse, uno tiene que examinarse y ver si tiene el alma limpia de pecados para acoger dignamente al Señor. Después, al hacer fila para ir a comulgar debemos recordar Quién nos espera y a Quién vamos a recibir. Cuando te toca, como dice San Cirilo de Jerusalén: "cuando te acerques a recibir el Cuerpo del Señor, no te acerques con las palmas de las manos extendidas ni con los dedos separados, sino haciendo de tu mano izquierda como un trono para tu derecha, donde se sentará el Rey. Con la cavidad de la mano recibe el Cuerpo de Cristo y responde Amén”.
Tercero, estar con Dios. Al sentarse de nuevo en tu sitio no es momento de mirar los “modelitos” de la gente, como si eso fuera una pasarela, sino que es tiempo de rezar. Como dice Santa Teresa de Ávila: “estar con quien sabemos nos ama”.
Cuarto, Jesús se queda en el sagrario para que le visites. Al acabar la Eucaristía guardamos las hostias consagradas en el sagrario. El sentido de los sagrarios es reservar dignamente las formas consagradas para poder llevar la Comunión a los enfermos. Después se comprendió que era ideal ir a rezar allí, ya que hay presencia real y muy fuerte de Jesús. Él nos espera especialmente en el sagrario.
Quinto, adorar es amar. Algo que les enseñamos a los niños de nuestras parroquias es que cuando decimos “adoro a mis abuelos” o “adoro a mis padres” es porque les amamos. Por eso, en la consagración la Iglesia nos recuerda que nos debemos arrodillar, todos, a excepción de quien tenga un impedimento real de salud. No es un tema de devoción personal o de “sensiblería”, nada de eso; es una cuestión de justicia ante quien es Dios y murió para pagar tu cuenta, la de tus pecados. ¿Cómo no me voy a arrodillar ante quien me dio la libertad?
Fíjate, si estás sentado y alguien viene a verte, ¿qué harás? Levantarte, estoy seguro, en señal de respeto. Pero Jesús es más que un hombre, por eso pasamos de estar de pie a arrodillarnos. Porque es Dios le amamos y porque le amamos, le adoramos.
Al final, sobre este tema todo se reduce a creer en la presencia real de Cristo en la Eucaristía o no, esa es la cuestión.
La semana próxima vendrá la segunda parte del tema, que es amar a Cristo en el prójimo, especialmente en los que más están sufriendo.
Para acabar, esta semana te propongo que en este Corpus, si todavía no te arrodillas, pruebes de hacerlo. Supera la vergüenza o las barreras del “qué dirán”, y amorosamente arrodíllate ante Jesús, que viene para estar contigo y quedarse contigo en cada Eucaristía. Y si ya lo haces, sigue disfrutando de este gesto tan hermoso y liberador.
Ya puedes mirar ya la sección de CORPUS CHRISTI 2021. Además, para despedir el mes de mayo, ya puedes disfrutar del VÍDEO MARÍA 2021 que hemos hecho con niños de nuestras parroquias.
Pa’lante...
¡Ánimo todos!
Feliz CORPUS 2021 y que Dios te siga bendiciendo. :)
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