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DIARIO DE LA ESPERANZA - Día 2

Updated: Mar 22, 2020

“Deseamos que cada uno de vosotros demuestre el mismo empeño hasta el final, para que se cumpla vuestra esperanza.”

Hebreos 6,11

Cuando se pone la palabra esperanza en el buscador de una app de la Biblia, uno se lleva una sorpresa; ¡sale 133 veces!, sin contar con sus sinónimos o con el verbo esperar. No es de extrañar, pues, es una realidad sumamente importante en la vida humana. De hecho, decimos muchas veces: Espero ir aquí, espero ir allá. Espero que vaya bien la operación. Espero aprobar. Espero que ganemos. Espero conseguir trabajo. Espero, espero, espero. Todos nos pasamos la vida esperando cosas, cada cual las suyas. Algunas de esas “esperanzas” son únicamente personales y otras las compartimos con un grupo humano. En la tesitura histórica en la que nos encontramos nos va a ir bien reflexionar juntos sobre lo fundamental que es la esperanza para nuestra vida.


A lo largo de estos días voy a citar mucho un documento del Papa emérito Benedicto XVI, la encíclica sobre la esperanza Spe salvi ; escrito que os recomiendo enormemente y que se lee en un abrir y cerrar de ojos (probad en alguno de esos ratos, si se dan, en que vuestros hijos se hayan dormido rendidos por el confinamiento). Es por ello que ya hoy (por qué esperar a mañana, ya que tenemos tiempo), os comparto esta idea que aparece en su N. 1: “se nos ha dado la esperanza, una esperanza fiable, gracias a la cual podemos afrontar nuestro presente fatigoso, se puede vivir y aceptar si lleva hacia una meta, si podemos estar seguros de esta meta y si esta meta es tan grande que justifique el esfuerzo del camino”. Pues bien, yo estoy convencido de que descubrir la meta que merezca la pena va a ser un gran trofeo para todos nosotros. Ahora bien, va a ser tarea de cada uno correr hacia esa meta tan grande de la que habla Benedicto. Para fortalecer su esperanza, los cristianos tienen como distintivo el hecho de que tienen un futuro: “no es que conozcan los pormenores de lo que les espera, pero saben que su vida, en conjunto, no acaba en el vacío. Sólo cuando el futuro es cierto como realidad positiva, se hace llevadero el presente” (Cf. íbid., 2).


Para acabar, al releer la frase bíblica de hoy, uno se da cuenta de que evoca un recorrido largo. De hecho, esto que hemos empezado a vivir juntos es como una maratón, pero con pocos días para mentalizarnos. Con lo cual, toda ayuda es poca para situarnos. Todo atleta, cuando empieza una carrera debe saber dónde está la línea de salida y dónde la meta. Saber dónde está la meta es fundamental, pero muchos atletas no han pisado nunca las calles por las que corren. Recuerdo que el hermano de mi cuñado italiano (no es broma), vino a Granollers a correr la media maratón de la ciudad, con la excusa de venir a verle a él y a mi hermana. Había corrido grandes maratones como las de Roma, París, Londres o Nueva York. Sin embrago, nadie le había dicho que había una cierta pendiente muy prolongada, a lo largo de la carrera. Eso, mentalmente le afectó mucho. Seguro que si lo hubiera sabido, no lo habría pasado tan mal. Así que nosotros vamos a tener claro que esto va a ser largo y duro. Pero ánimo. Porque como dice la frase, vamos a demostrar empeño para que se cumpla nuestra esperanza.


No lo olvidemos: esto va a pasar y Dios está con nosotros.


¡Ánimo, que HAY ESPERANZA!

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