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DIARIO DE LA ESPERANZA- Día 23

“Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa”

Salmo 51,3




[En estos tres días de preparación inmediata a la Semana Santa, seguimos con esta serie especial de escritos. Me gustaría dar solo tres pinceladas sobre lo que es el núcleo de nuestra fe, aterrizándolo a nuestra vida ordinaria. Hoy trataré un tema precioso y del que se puede hablar durante días, como con el tema de ayer del amor, pero lo tendré que hacer en 3-4 min.]


Hoy, como segundo subrayado previo al inicio del Triduo Pascual, ponemos delante nuestro otro elemento central de nuestra fe: el perdón.


“Yo no tengo pecados. Ni mato ni robo...”. Esto es un clásico. Pero decir esto es o conocerse poco, o ser un inconsciente o estar de broma. La realidad es que todos cometemos pecados. Y si alguien tiene dudas, que abra el periódico o vea un telediario. Y si uno no queda del todo convencido, solo hace falta saber que muchos santos se confesaron, no una sino muchas veces a lo largo de su vida. ¡Y han sido personas santas! Imagínate tú y yo… Veamos una comparación.


Estar en pecado es estar enfermo. Tener un virus es estar enfermos. El virus espiritual es el pecado. Nos contagiamos, unas veces más por culpa nuestra, unas veces más por culpa de otros. Sea como fuere, el caso es que nos contagiamos. Y el contagio de un virus trae problemas. Éste afecta a los órganos vitales y, al afectarlos, afecta a toda la persona. Sabemos que uno puede haberse contagiado del coronavirus y los síntomas no salen hasta el cabo de unos días. El virus está. Con el pecado pasa lo mismo, el pecado está. Y si un virus no se trata, puede traer una enfermedad grave. Pues con nuestra alma pasa exactamente igual.


Estar en gracia es estar sano. Estar sin pecado es estar sano. La salud espiritual es vivir limpios espiritualmente hablando. Lo normal no es estar enfermo, lo normal es estar sano. Dice San Ignacio de Loyola que lo normal en un cristiano es “ir de bien en mejor subiendo”. Me encanta este “subiendo”. Notemos pues que lo ‘normal’, dice, de un cristiano es vivir en estado de gracia, es decir, sin pecado. De hecho, cuando uno hace deporte (no cuento el ajedrez -ya perdonaréis-) segrega endorfinas, unas hormonas muy famosas que dan sensación de bienestar, de euforia, de relax. Pues vivir en estado de gracia tiene como premio que constantemente el Espíritu Santo va haciendo fluir en nosotros una cascada de “endorfinas espirituales”. No solamente nos sentimos bien, es que estamos bien.


Dios quiere vernos sanos, limpios de pecado, felices por vivir en gracia. Quiere que experimentemos la paz y la esperanza que da el perdón. Pero para poder recibir el perdón de Dios, le tenemos que pedir perdón. ¿Soy consciente de la realidad del pecado en mi vida? ¿Voy a aprovechar esta oportunidad para humildemente pedir perdón a Dios y después a aquellos a quienes haya podido lastimar?


Para acabar, la propuesta de hoy va a ser: hacer en casa la CELEBRACIÓN PENITENCIAL que, desde el Equipo de la web, os proponemos. Se trata de un vídeo realizado por el Obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño, que te va a guiar para recibir el perdón de los pecados de parte de Dios, a expensas de confesarte con un sacerdote, cuando ya se pueda, para recibir el perdón sacramental. Al vivir la gran fiesta de la Semana Santa es justo y necesario que todos la celebremos, aunque sea en casa, con la mayor dignidad posible.


No lo olvidemos: esto va a pasar y Dios está con nosotros.


¡Ánimo, que HAY ESPERANZA!


P. D.: Primero, mandar una foto en la que aparezca el “AQUÍ SE VIVE LA SEMANA SANTA” y la decoración y nos la mandes. Aparecerá en la web. Segundo, si te ha gustado este escrito o los de los otros días, dale al corazón que hay en la parte inferior derecha. Y compártelo por Whatsapp, reenviando el link que te ha llegado. Hasta mañana… Si Dios quiere. :)

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